ESPANTAPÁJARO DE SOL
Poemas y Cuentos para mis nietos , Valentino, Estefanía, Luz María, Felipe y Camilo
martes, 6 de octubre de 2020
jueves, 13 de agosto de 2020
viernes, 31 de julio de 2020
martes, 23 de junio de 2020
SIESTA
Un duende amarillo reparte chispas
en las manos terrosas de la casa
y al son de mis ansias
la verde ternura se desapelmaza.
Retazos de sombras, ardidas y descalzas
se trepan a su amparo
y es magia las risas
que transforma en aves todas las palabras.
Es la siesta en mi patio…
…efímero paraíso
en una constelación de cigarras.
Beatriz Teresa Bustos
viernes, 8 de mayo de 2020
La pluma y el Viento
Te voy a contar mi historia,
le dijo el viento a la pluma,
mientras iban por el aire:
—Fue una tarde de enero,
cuando una tropa de nubes
que estaban a mi cuidado,
huyeron hacia el pueblito,
y mucho daño causaron.
Dijeron que fue mí culpa,
que, por mí, estaban furiosas,
pero te aseguro amiga, yo,
no soy como me pintan.
La Pluma, lo miro de reojo
e intentó alejarse, pero el Viento,
la tomo por la cintura, mientras decía,
que su nombre era Zonda,
del norte de Cuyo venía,
le pregunto bella dama, ¿y el suyo?
Me dicen Dulce Armonía,
y me gusta viajar sola…
Ya me doy por avisado que
no es grata mi presencia,
pero yo quiero cuidarla
para que no la sorprenda
alguna lluvia de enero.
Y así, entre el silencio de la Pluma
y la cháchara del Viento,
llegó la Noche, que cansada,
se estiró sobre el pueblo.
¿La acompaño hasta su casa?
Mire que es noche cerrada
¿acaso no tiene miedo?
Mirándolo seriamente,
respondió Dulce Armonía:
—No, ¡se lo agradezco!,
me encanta andar sola,
volar en campo abierto,
sin ningún perro lazarillo.
El viento, ofendido,
presuroso se alejó
y la pluma aliviada,
un nido buscó por lecho.
El día nuevo, abrió su ojo de oro
e iluminó los senderos,
y vio que Armonía era
parte de un bello nido,
donde piaban a la vida,
pichones recién nacidos.
Beatriz Teresa Bustos
El libro mágico de Palín
Para mis nietos Felipe, Luz María,
Estefanía, Valentino y Camilo
Las
primeras palabras que escribió, salieron volando por la ventana abierta del
cuarto, Pili se asustó tanto que para calmarla, Palín le dijo:
―Dime una
palabra Pili
La niña
sonrió y pronuncio, sol. Entonces, el libro se iluminó.
―Di otra
palabra Pili, una que te guste mucho…¡muuuuucho!
―Flor…Y
aparecieron flores de todos los colores en el borde inferior de la hoja.
―¡Más
palabras Pili…di más palabras! ―decía Palín muy emocionado.
―Perro…casa…nube…pajarito…mariposa…hamaca…tobogán.
Mientras la
niña decía las palabras, la hoja del libro iba convirtiéndose en un paisaje
maravilloso, tan hermoso que, las aves que se habían ido por la ventana,
regresaban, y cuando se posaban en el cuaderno se convertían en palabras de un
cuento.
De pronto,
Palín cerró el cuaderno de golpe…¡¡¡paf!!!…
―¿Qué pasa
Palín? ―pregunto Pili.
―Espera un
ratito hermanita, no dejes de mirar el libro, sin pestañear…
Y de
repente, el libro…¡¡¡se abrió y se volvió graaaaannnnnde!!!! Tan grande como
una pantalla de cine.
Palín tomo
de la mano a Pili y comenzaron a caminar por un sendero de piedritas
brillantes. Iban despacito, miraban asombrados ese mundo mágico, con flores de
todos los colores, iluminado por un sol de cara redonda, que les sonreía y se peinaba con un peine de viento, los rayos de oro su cabeza…
―Palín,
regresemos, mama nos va a retar porque salimos sin avisarle.
―Está bien
Pili, regresemos.
―¡Mis
amores, vengas a tomar la merienda!, oyeron decir a su mamá.
Pili salió
corriendo hacia al comedor.
―¡Hola mi
princesa!, ¿y tu hermano no viene a merendar?
―Está en su
cuarto. Mamá, ¿sabes que Palín tiene un libro mágico?
―Claro que
lo sé, Pili. Yo se lo regalé para su cumpleaños. Era mío, fue un regalado de mi
abuela cuando yo más pequeña que tu.
―¡Ay Pili,
princesita mía! ―decía la mamá mientras la levantaba en sus brazos―. No te
imaginas cómo extraño las excursiones que hacía, cada vez que abría ese libro.
—Entonces,
ven con nosotros mamá —gritó Palin desde la puerta de su habitación.
—Si mamí,
acompáñanos, —alentaba Pili—. Regresaremos antes de que venga papá del trabajo.
Esa tarde,
Palín, Pili y su mamá, entraron al libro y se fueron a recorrer los paisajes
que iban creando con cada palabra que pronunciaban.
El domingo
por la tarde, invitaron a su papá a entrar con ellos, en el libro mágico.
Y colorín colorado, este
cuento, aún no ha terminado…
Propiedad Intelectual Beatriz Teresa Bustos
Propiedad Intelectual Beatriz Teresa Bustos
domingo, 10 de septiembre de 2017
domingo, 12 de marzo de 2017
viernes, 24 de enero de 2014
INFANCIA
CON SUS BRAZOS CANSADOS
DE ATRAPAR VENTARRONES.
BAJO SU SOMBRA, JUGUÉ A LA RAYUELA
CON UN TEJO DE ORO,
Reconocimiento PREMIO ESPECIAL en el Concurso Internacional de Microficción para niños y niñas “GARZÓN CÉSPEDES” 2009: del cuento, la poesía y el monólogo teatral hiperbreves - Octubre de 2009, Madrid, España.
domingo, 23 de septiembre de 2012
lunes, 16 de julio de 2012
miércoles, 16 de mayo de 2012
jueves, 10 de mayo de 2012
EL PUENTE
Su carruaje de ira detuvo el viento,
después de avasallar los nidos del campo.
Ya su sed apacentó el turbión de toros,
entre cercas y chapas, ramazón y lodo.
El río remolca cientos de gorriones
y enjambres de palos arañan la orilla.
El puente soborna con tensos lamentos
al giro que intenta sangrarlo nuevo.
Al prado lo cubre espineles de hojas
y muestran los árboles sus cuerpos tatuados.
El silencio teme que el noble villorrio
su postal de arterias tenga trastocado.
Los niños corren para ver si el puente
su lengua de tablas tiene cercenada
y mientras se cuelgan de sus hombros, ríen
diciendo asombrados ¡cómo canta el agua!
La memoria que es siempre nodriza de males
recrea en las mentes historias ya idas,
mientras los pequeños su cuerpo atraviesan,
el pontón bendice los ojos del día.
En el fondo de mi
patio,
dando al sur sobre
los campos,
hay una higuera
vieja,
desformada por los
años.
Tan sola y tan
sufrida,
su vestido hecho
harapos,
tiene algunos brazos
rotos
que las lluvias han
besado.
Pienso cuando en los
veranos
-cargada de hojas y
brevas-
con mi primos y
hermanos,
nos colgábamos de
ella.
Qué hermoso tiempo
pasado
-pues no tuve
infancia fea-.
Recuerdo bajo su
sombra
jugaba yo a la
rayuela.
Hoy está sola y
desnuda,
como algo viejo,
olvidado,
en el fondo de mi
patio
dando al sur sobre
los campos.
sábado, 31 de marzo de 2012
VISITA INESPERADA
VISITA INESPERADA
(Teatro
para niños de jardín de infantes)
Un solo acto.
Personajes:
Sra. Luna
Sr. Sol
Diez o más niños
Don Invierno
Escenario: un árbol que
como si fueran hojas tiene colgando bufandas y gorros de lana,
también habrá dos grandes macetones sin flores que tendrán pintado
un ventanuco. Se corre el telón y aparece la Luna, quien se acerca
a las macetas, golpea en su ventanuco y dice cantando… (Cantar con
la música de cualquier canción infantil)
LUNA: (hacer dos veces
esta parte en distinto lugar del escenario)
Despiértate
Florcita
y abre la
ventana,
el Señor Sol está
llegando
a ver qué es lo que
pasa.
No hay flores en los
balcones,
ni hojas en las
plantas,
los árboles no tienen
ya nidos en sus ramas.
Se va iluminando
lentamente el escenario como si llegara el día. La luna se marcha. y
parece el señor Sol, quien se muestra asombrado al ver que no hay
flores, se acerca al árbol y revisa las prendas colgadas.
SOL:
¿A dónde se marcharon
las flores y las aves?
¿Será que Don Invierno
se los llevó a su casa?
(Enojado)
Si viene Don Invierno
tendré que reprenderlo.
¡No puede hacerme esto…
No vino a recibirme!
Los niños que han estado escuchando,
tratan de salvar a Don Invierno del reto del señor Sol y lo saludan
con sus manitas.
NIÑOS: (a coro)
Aquí estamos Solcito,
juntito a la maestra,
nosotros somos flores
y aves de tu reino.
Trajimos en la mochila
diez pájaros de cielo,
algunas mariposas,
cocuyos y grillitos,
¡nos gustan las bufandas,
los gorros y la nieve!
Los niños se levantan y corren hacia
el árbol, sacan las bufandas y gorros y se las colocan. Luego se
vuelven a sentar en círculo. El señor Sol se acerca.
SOL:
Quisiera preguntarles
porque lo quieren tanto.
Él le acorta el día
y le estira las sombras.
Le siembra por las calles
escarcha, agua y hojas.
Los niños comienzan a abrir sus
mochilas y sacar pequeños globos inflados de todos los colores,
mariposas y pájaros de color celeste dibujados de cartulina.
Niños: (a coro)
Nosotros lo queremos
porque él es nuestro
amigo,
jugamos en la plaza
todos los domingos,
Nos regala caramelos
y chocolate calentito.
(como preguntando)
¿Será que Don Invierno
jamás ha sido niño?
El señor Sol hace que los niños se
pongan de pie, miren al público, luego se para detrás de ellos,
abriendo los brazos como abrazándolos.
TODOS: (Cantando)
Gracias señor Invierno
por todas sus bondades,
por sembrar en las veredas
amarillo corazones
Por llenar de azahares
los patios y caminos.
Por tender su manto
blanco,
sobre el caserío.
Entra Don Invierno, los niños corren y
se abrazan a él, luego se apartan y don Invierno y el señor Sol
se funden en un abrazo. Los niños tiran las bufandas y los gorros
en señal de festejo. Cae el telón.
jueves, 22 de marzo de 2012
UN CUENTO PARA BENJAMÍN
LA ESTRELLA
(Un cuento para Benjamín)
¿Quieres que te cuente un cuento? Ven siéntate en mis rodillas. Sabes, había una vez una princesita que quería ser dueña de una estrella y una noche fue apilando escaleras e intentó llegar al cielo. Pero como el trecho era largo, la sorprendió el día y los rayos del sol la enceguecieron. Perdió el equilibrio y fue brutal el golpe cuando cayó en el suelo. Pero ella encaprichada…quería su estrellita y buscó de mil maneras
alcanzarla, entonces invocó al hada buena, para que la ayudara…¡pobrecita!
Cuando acudió el Hada le dijo: para tenerla debes darme algo tuyo.
Llévate lo que quieras, dijo rápido la pequeñuela.
-Dame tus ojos niña. -No, son mis luceros.
-Dame tus oídos. -No, ¿cómo oiré cantar a los jilgueros?
-Dame tus manos. –No ¿cómo acariciaré a mis abuelos?
-Dame tus pies. –No, ¿cómo jugaré a la rayuela?
- Dame tu boca. – No, ¿cómo podré reír o decir a mamá te quiero?
- Entonces pequeña…no hay trato, y no insistas en que te baje una estrella.
Entonces la princesita pensó: -¡Cuántas cosas de valor yo tengo! Pensó en sus ojos, oídos, manos, pies, boca y abajando al cabeza avergonzada contestó…
-Hada buena, a la estrella… ya no la quiero.
Y sonriendo el hada le toco la cabeza con su varita y le enseñó: -Jamás quieras alcanzar alguna estrella, fueron creadas para adornar el cielo,
un día se apagará su brillo y verás que sólo es piedra.
-Disfruta los dones de tu cuerpo, que son más valiosos que el universo.
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